Un año de cambios

Artículo de David Menéndez, kraal de Rangers: 

2019 va a ser un año de cambios. Y no es porque este año en concreto vaya a ser especial o diferente, sino porque todos los nuevos años lo son. Es verdad que del 31 de diciembre al 1 de enero en principio no tiene por qué pasar nada nuevo, ni nuestra vida se reinicia al cambiar de año, pero por costumbre o por un acuerdo social hemos elegido esta fecha como una buena oportunidad para marcar un antes y un después en nuestros hábitos, comportamientos, forma de afrontar la vida, etc. En mi opinión no hay ninguna necesidad de que sea esta fecha la que elegimos para intentar dar un giro a nuestra vida, pero sí que creo necesario que en un momento dado echemos la vista atrás y reflexionemos sobre el rumbo que esta está tomando, y si no nos gusta mucho, darle un giro. Y podríamos hacerlo el 1 de enero como el 19 de junio, pero creo que es un buen ejercicio de reflexión independientemente de la fecha. 

Sea como fuere, por costumbre, por manía o por gusto por los calendarios, para mí cada 31 de diciembre empieza un periodo de nuestras vidas diferente (no radicalmente diferente, pero con algunas variaciones respecto al año anterior). Y este periodo está repleto de cambios que, aunque a veces dan miedo, nos incomodan o nos hacen querer volver a nuestra vida anterior, nos hacen progresar inevitablemente. 

Puede que me equivoque, pero en mi opinión, tengo la suerte de vivir en un entorno en el que puedo controlar una gran parte de los cambios que ocurren en mi vida, y de los que no puedo, puedo elegir cómo afrontarlos. Eso para mí es una gran libertad y una gran suerte. Pero también es una gran responsabilidad, porque implica que el rumbo que damos a nuestras vidas y cómo actuamos en el entorno que nos rodea también ha sido en parte modelado por nosotros. Eso significa que una vez asumimos esto, ya no podemos refugiarnos en las excusas para ocultar nuestros errores o culpar a la "mala suerte" de las cosas negativas que nos pasan. Por eso dar este paso de ser más conscientes sobre el poder que tenemos en lo que nos rodea es difícil, pero una vez superado es muy gratificante y nos abre a una nueva forma de vivir. 

Para los que no penséis que en un año cambian tantas cosas, voy a daros unos ejemplos, y vuestra tarea consiste en para cada uno de ellos pensar cuántas oportunidades y cuantos retos (cuantos más mejor) os ofrecen. Yo voy a hacer algunas propuestas para cada ejemplo, para guiaros un poco, pero luego os animo a que continuéis, y si es por escrito aún mejor.

• Febrero 2019:

Empiezo un nuevo trabajo:

 Retos: Aprendizajes nuevos, adaptarme a un horario/rutina, aguantar órdenes con las que puedo no estar de acuerdo, cansancio...

Oportunidades: Aprendizajes nuevos (ojo con los retos que son a la vez oportunidades, quizás todos), conocer gente nueva, empezar a moverte en un entorno profesional...

• Junio 2019:

Acabo el Bachillerato, me despido del instituto: 

Retos: Selectividad, y para qué seguir contando... 

Oportunidades: Sacar una nota que me permita estudiar lo que me gusta, ser más consciente de mi tiempo y valorarlo más, hacer un viaje diferente en verano (Interraíl)... 

• Julio 2019:

Voy al Campamento de Verano:

Retos: Primer campamento, nervios, excursiones, ambiente diferente... 

Oportunidades: Nuevas vivencias, pasar tiempo con mis amigos y amigas, hacer la Promesa, conocer Babia...

• Septiembre 2019:
  

Entro a formar parte del Grupo Scout San Pablo (en la unidad que sea): 

Retos: Integrarme en un nuevo entorno, adaptarme a nuevas actividades... 

Oportunidades: Infinitas, ya os podéis imaginar... 

Creo que os hacéis una idea del ejercicio, ¿no? 

Por último, quería acabar este artículo haciendo una reflexión sobre el motivo por el que he decidido tratar este asunto. A lo que he intentado llegar es a la idea de que cada cierto tiempo tenemos la oportunidad (y en mi opinión, el deber para con nosotros mismos) de pararnos por un instante a observar nuestro alrededor, a bajarnos del ritmo frenético que le damos a nuestras vidas, para darnos cuenta de dónde estamos y decidir si queremos seguir ese camino, girar, darnos la vuelta o seguir dando saltos. Porque en ese momento nos estamos regalando a nosotros mismos un millón de oportunidades (y retos, es inevitable) y tenemos el privilegio de poder elegir la que más nos gusta. Algo así como cuando estás mirando un mapa en mitad de la montaña y decides cuál va a ser tu próximo destino. 

Y termino con una frasecita de mi cosecha, para darle un par de vueltas a ver qué os sugiere: 

"No debemos tener miedo a los cambios si lo que queremos es cambiar el futuro"